El Diario Digital
Revista Salvador

Maléfica: Sabrina Sansone

Docente, bailarina y tiene en su haber una larga trayectoria artística, que incluyó giras por el mundo con diversas compañías y su propia academia de baile; se ha adentrado en una faceta más de su vida al labor de gestionar la cultura en nuestra provincia en tiempos difíciles.

por Eduardo Huaity González

Sos bailarina, ante todo.

Sí. Ante todo, bailarina y acróbata. Arte.

Eso te da una postura a la hora de caminar, pararte. ¿Y ante la vida?

Yo creo que si, por supuesto. Ya sabes que es bailarina por la forma de caminar, de expresarse, porque nos expresamos con el cuerpo, con las manos. Hay otra seguridad porque una se planta ante la vida desde otro lugar y muchas veces no te das ni cuenta. Pero la persona que está en frente sí.

Hasta hace años atrás, hacer tela, acrobacias, era casi de un artista callejero y ahora cambió por completo la óptica. ¿Cómo fue la transición?

Todo eso venía del circo criollo, pero después cuando nace el Cirque du Soleil, todo cambió. Tiene otro nivel y se mezclan las artes porque hay bailarines, cantantes, obviamente con un idioma “más mudo”, más corporal, que lo hace internacional.

Yo estudio tela hace 20 años, pero no fui la primera persona que trajo la tela acá. Yo digo tela, pero en realidad es acrobacia área: tela, trapecio, aro, los arneses. Hoy es una materia fundamental en la formación artística, en expresión corporal. Hoy un artista tiene que ser completo, excepto que vos estés en el American o en el Royal que es únicamente Ballet.  De ahí para entrar en cualquier compañía, tenes que ser bastante completo; saber las diferentes danzas, acrobacias, tenes que saber cantar medianamente, saber entonar o levantar la voz para poder hablar, tener una buena apertura. Yo creo que eso nace mucho desde lo que empieza a ser el Cirque du Soleil.

Tenes entrenamiento de brazos, de piernas, un entrenamiento casi olímpico…

Lo que pasa, es que todo lo que es acrobacia área y se necesita de mucha fuerza y de mucho entrenamiento físico. Y como mi preparación es de bailarina, que también se necesita entrenamiento físico, pero es otro entrenamiento que se necesita, entonces ahí es como una confusión que se hizo en mi cuerpo y en mi arte.

Aparte de eso, me gusto todo lo que es deporte desde siempre; soy una nadadora, salgo a correr todos los días, salgo a andar en bici, corro 15 kilómetros. Yo me expreso mucho por mi cuerpo y gasto toda la energía; necesito si o si hacer actividades todos los días porque si no exploto. Eso es de pequeña, siempre fui igual.

¿La expresión artística se tiene, se entrena, se nace, es un don?

Yo creo que se nace artista. Creo que después uno lo va desarrollando, y lo va encontrando de otra y va desarrollando como expresarse por medio del arte. Pero creo que uno nace siendo artista, después ves cuál es tu arte. Si se puede entrenar lo que es la técnica y eso tiene que ver con el esfuerzo, con la perseverancia y eso te lo da el ballet, y te lo da porque si vos no entrenas todos los días, no llegas a ningún lado. O sea que con el entrenamiento si podes lograr grandes objetivos técnicos, pero si no sentís, no pasa nada; siempre vas a gustar técnicamente porque levantas la pierna, porque tenes un empeine terrible, porque tiene una elongación bárbara, pero si no te pasa por el cuerpo, seguramente no vas a llegar al público.

Las biografías de las bailarinas y los trompetistas son los más tristes y más sacrificadas. ¿Tanto es el nivel de exigencia?

Sigue siéndolo, mucho menos, pero si vos queres entrar a una compañía de primer nivel de ballet, y sí. Tenes que tener un metro y medio de pierna, ser flaca, porque trabajas con los bailarines que son los partner que te tienen que levantar porque la figura es etérea, porque te trepas arriba de unas puntas que son de yeso y si pesas más, te destrozas más los pies. 

La realidad es que lo que se necesita para estar en un ballet clásico de primer nivel es ser etérea, ahora si nos vamos un poco al contemporáneo, o al teatro musical, o a otras áreas, ya el físico puede cambiar, siempre que puedas hacer tu arte, de una forma liviana y hermosa, ya no importa. Pero para el ballet clásico, todavía siguen esas exigencias.

Hablemos un poco sobre tu paso por la gestión pública…

Dale

¿Qué es gestionar cultura?

Para mi gestionar cultura es poner en valor nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestras raíces. Yo creo que dentro de las 24 provincias que abarca Argentina, tenemos que hablar de una provincia que tiene clara sus raíces y sus costumbres y su cultura somos nosotros. Vos vas a Salta y decís “comente unas empanadas, escucha folclore, tomate un vino, están las copleras” …

Cuando me dicen la palabra gestionar es eso, elevar nuestra cultura y eso implica todas las expresiones que se generan, como por ejemplo la comparsa de Los Incas que existe hace 41 años. Eso también tiene que ver con nuestra tradición, con costumbres de muchas personas de nuestra provincia, como lo que son las copleras. Por ejemplo, la familia Báez viene desde hace años trabajando y nunca habían sido escuchados hasta ahora.

Cuando me preguntan, ¿cuál es el trabajo que hacemos en cultura?, respondo que:  lo que hacemos es escuchar a todos los artistas, artesanos que no fueron escuchados. Que son trabajadores de hace años que siempre se las han cerrado las puertas simplemente porque no tienen voz, porque son personas que viven alejados, porque son personas que son trabajadores constantes, y el trabajador que está constantemente trabajando no tiene tiempo para ir y hacer una huelga y armar quilombo. Están allá, trabajando con sus telares, ensayando, haciendo sus máscaras para carnaval. Entonces eso es lo primero; darles lugar a ellos y elevar su trabajo y eso en los 60 municipios salteños.

Parece que la cultura pertenece a un grupo…

¡No!, la cultura la hacemos entre todos y nos pertenece a todos.

Pero muchas veces no llega a todos…

Muchas veces nos olvidamos que hay personas que están abandonadas en el mundo, porque nosotros tenemos papá, mamá, familia o alguien que nos protege y que pudimos recurrir. Y hay muchas personas que están abandonadas de verdad, como en los hogares, como las personas discapacitadas, y que tienen sólo al Gobierno como apoyo. Es importante llegar a ellos, porque también son dueños de disfrutar de un buen cuento, de un buen artista, de ver bailar a alguien, de ver tocar a alguien, de una buena exposición de cuadros. Entonces trabajamos mucho con ellos; con los hogares, con los discapacitados. Para mí, eso es gestionar en los 60 municipios. Y también descentralizar un poco, para que no todo pase en capital.

Criticamos a Buenos Aires, pero hacemos lo mismo…

Exacto. Salta es lo mismo. Somos todos iguales. Entonces está bueno que empiecen a pasar cosas. Lo que pasa en los municipios que empiece a pasar acá, que ellos vengan a mostrar lo que hacen acá y nosotros también ir y que pasen cosas hacia allá.

A pesar de la pandemia, algunas cosas pasaron, entre ellas fue la llegada de Drag Queen al Teatro oficial, que no solo fue un hecho inédito, si no que aparte generó el primer programa de televisión de esta temática en Argentina y salió de Salta, una provincia que entre comillas es conservadora…

Totalmente. No me olvido de eso, pero la verdad es que eso fue buenísimo. Porque aparte eso es arte que cuesta fortuna, y lo que hacen ellos es arte, como se van transformando, y abarca un montón de disciplinas del arte y existe hace muchísimo tiempo, hace 100 años atrás, cuando las mujeres no podían actuar y actuaban los varones y se disfrazaban de mujeres. Viene de la época romana si no me equivoco. 

Los chinos, los japoneses, el medioevo, inclusive hasta el año 1600; las mujeres tenían prohibido subir al escenario…

Un día llega Juan Bertini a mi despacho y me comenta esto de los Drag, y le dije “bueno, hagámoslo”. Y se hizo. Nos copiaron un montón, porque ya se está haciendo en San Juan, en Mendoza. Fuimos los que abrieron el camino Argentina.

Desde dos puntos de vista, desde el punto de vista cultural e institucional fuimos los primeros en Salta, y desde el punto de vista de Televisión comercial fuimos los primeros a raíz del espectáculo.

¿Cómo recibieron la idea de hacer el espectáculo en el teatro?

Estaban contentos porque siempre han trabajado en boliches, o bajo términos muy precarios porque nunca se los ha valorizado porque son “los que salen y se disfrazan de mina” y acá subieron a un teatro, y que los traten bien, y que les den el lugar de artista como corresponde, ha sido buenísimo. Ese día fue maravilloso, porque vos a esto lo ves en Estados Unidos, en Londres y ya vienen lookeados de la calle y eso no lo ves en Salta y veías un montón de gente transformada y pensas “esto es maravilloso, esto es arte”.

Está el folclore que está todo bien, que es la tradición, lo bancamos, lo respetamos y vamos a seguir trabajando en eso, pero también hay un montón de cosas emergentes que hay que darle lugar.

¿Salta es tan conservadora como afirman?

Yo creo que nos quieran hacer creer que en Salta somos conservadores, para no mostrar y dejar crecer. Mi generación, creo que es la última (que tengo 40 años), que esta educada, o nuestros padres estaban educados en una línea conservadora. Pero es como una pantomima, porque en realidad hacemos de cuenta que somos conservadores, pero cuando se cierra la ventana y somos libres y nadie es conservador. Es como que nos criaron, y nos hicieron que aprendamos a vivir en la mentira.

Vos dijiste algo que es cierto “la cultura es todo”. Si vos dominas la cultura, dominas todo. Y es lo que quieren hacer…

Sí, pero no lo vamos a permitir.

¿Te costó crecer en un entorno machista?

Esta sin dudas es una sociedad machista, pero que está compuesta por hombres y mujeres.  Porque las mujeres que son machistas, son las más machistas y muchas veces son las que más atacan a las mujeres, y el hombre se alimenta de eso.

Me cuesta y me ha costado desde siempre porque mi personalidad siempre ha sido la misma. Me ha costado inclusive con mi padre, que me ha apoyado desde siempre, de hecho, tengo esta personalidad porque él me la ha dado, pero muchas veces me he enfrentado con él. Hoy que estoy en la gestión pública él me dice “Sabri no muestres las piernas” y yo le digo “déjate de joder papá, tengo estas piernas, las voy a mostrar”. Tengo esas pequeñas pelotudeces inclusive con mi padre.

Pero si, me ha costado mucho, me he distanciado de muchas personas, he tenido muchos ataques. Pero creo que es parte de lo que vengo a romper, de alguna forma. Hay cosas que están tan enviciadas, tan impuestas en esta sociedad y en el área de cultura, de cómo me tengo que vestir, como tiene que ser una funcionaria, como se tiene comportar, hablar, como se tiene que sentar. Y de repente aparezco yo, que tengo mi personalidad, y porque para mí un funcionario no tiene que ver con cómo se viste, tiene que ver en como gestiona, como trabaja.

Y eso molesta y mucho. Molesta mucho que uno tenga personalidad. Obviamente me ha ido mal, me han echado de muchos trabajos por tener esta impronta. Me acuerdo que estaba en Fuerza Bruta, en México, y vos tenías que llegar tres horas antes y yo un día llegué 5 minutos tarde, de 3 horas, y entonces me descontaban la mitad del sueldo de ese día. Entonces dije no, si por 5 minutos vos me descontas la mitad del sueldo, yo me voy y descontame el sueldo entero, porque me quedan 2 horas y 55 minutos todavía, más la hora del show. Eso fue un escándalo y provocó que no trabaje más en Fuerza Bruta.

¿Las mujeres son las peores enemigas de las mujeres?

Yo creo que sí. Mi mamá siempre me decía que las mujeres somos las peores víboras cuando queremos serlo y yo creo que sí.

Yo tuve una experiencia cuando estaba trabajando con Martin Bossi, año 2010, que fue maravillosa. Fui al cumpleaños de una amiga mía, María Merolla, en el cumpleaños estaba Nito Artaza, Cherruti, dos chabones más, y todo el resto eran minas. Éramos 50 minas. Yo era la peor vestida, yo fui a un cumpleaños, sin maquillarme; como soy yo. Las minas, una mejor que la otra vestida, se ponen pelucas, yo no lo podía creer. Impecables, diosas. Y yo, como siempre, dentro de toda la carrera que hice, siempre fui bastante paisana, muy tranquila. De hecho, todas mis amigas me dicen que yo soy una fame fatale encubierta, porque yo no me produzco nunca y cuando lo hago, es como “wow Sabri”.

Entonces me acerqué y le dije a la Tata, “che Tata, hay 4 chabones: 2 son unos viejos y los otros gay. ¿Para qué se vistieron así todas?”. Me dice “Sabri, nosotras las mujeres nos vestimos para las mujeres, porque las mujeres son las que nos critican, no los hombres”. Entonces ahí tenes todas las respuestas. Las mujeres se visten para las mujeres, nos somos conscientes de eso y pensamos que nos vestimos para seducir a los hombres, pero en realidad nos vestimos para que las mujeres no admiren y digan, “che mira que linda que está”, “a esta no se le pasan los años”.

Y también son más crueles para criticar mujeres que para criticar hombres…

Pero por supuesto. Yo la realidad es que siempre tuve amigos barones, nunca tuve un grupo de mujeres.

Otro tema, el arte por definición es inclusivo…

Totalmente. Te puede gustar o no lo que yo haga, si pinte un cuadro, te puede gustar la música o como bailo. Nosotros los artistas, siempre estamos en la mira del que nos ve, el arte que hacemos te puede gustar o no y por eso es lo más inclusivo que hay. Uno hace, de ahí si te gusta, si te llega o no te llega, es problema del otro. También nos tenemos que acordar los artistas que trabajamos para un público, a qué público queremos llegar, qué queremos contar, pero si hay algo que es inclusivo, es el arte.

Y en eso tenemos que ser muy conscientes, porque vos no le podés decir a alguien que hizo algo bien o que hizo algo mal. Si podés hablarles de la técnica, del estudio, de que necesita capacitarse un poco más, pero al arte es inclusivo.

Entre la vanguardia artística, y la chantada, hay una línea muy delicada…

Muy delicada. Uno nace con la necesidad de expresarse a través del arte. Ahora, para poder expresarte a través del arte de una forma digna, sea movimientos, expresión o lo que fuese, tenes que tener conocimientos de lo que fuese. Si queres expresarte libremente con el cuerpo, y seguramente tenes que tener un estudio de baile, de danza clásica o contemporánea y ahí podés expresarte como quieras, pero con una línea, una técnica. Si queres expresarte a través de la pintura, y tenes que haber estudiado, por ejemplo, la pincelada.

Hoy por hoy hay muchos chicos que tocan la guitarra un mes y ya son artistas. Y vos decís, si nacieron con ese don y necesitan expresarse, pero bueno, estudiemos también, porque el arte también se estudia. Hay muy pocos como Mozart o Beethoven. Pero sí, hay una línea muy delgada.

La formación constante, el sacrificio, el trabajo, no es gratis…

Por supuesto que no. Tiene un costo. Yo vivo sola. Tengo 41 años y mi pareja más larga, que ha sido la última, me llevó 4 años y medio, no he podido formar una pareja, ni tener hijos o formar una familia justamente por eso.  Porque dentro de mi personalidad, o de lo apasionada que soy trabajando como artista, como bailarina, o como Secretaria de Cultura o lo que sea, bueno, y sí; si no estás en casa y trabajas todo el día. Me fui separando porque yo tengo mi profesión y esa ha sido siempre mi bandera y es lo que a mí me apasiona. Obviamente que muchas veces llego a casa y pienso si vale la pena porque estoy sola, porque no tengo el amor de un hijo y hasta la perra la tuve que regalar. Es difícil y tiene un costo de vida, pero bueno, es una decisión también.

Y es una opción, pero para mucha gente no es una opción…

Es una opción. Porque todos tenemos la opción de elegir que queremos hacer. Ese es el tema, que las personas siempre es más fácil echarle la culpa al otro. Yo entiendo y soy cociente de que obviamente que nacer en una familia determinada, en una clase social determinada, obviamente que ayuda a un montón de cosas. No es lo mismo tener papá, mamá o hermanos, en una clase media, a no tener papá, mamá o hermanos y nacer en la nada.

Creo que todos los condicionamientos son salvables…

Por supuesto.  Si vos vas para adelante, con una convicción, estudiando y tocas puertas, seguramente se van a cerrar muchas, pero en algún momento se te van a abrir puertas.

El otro día hablaba con Lucia Guanca, me contaba que estaba haciendo su disco, que estaba compuesto por nueve compositoras salteñas, que le está costando mucho; ella nació en una familia muy humilde y ya cantó con Abel Pintos, y hablábamos justamente de esto. Y le digo que “bueno, vos ahí te das cuenta de esto”. Habíamos hecho el conservatorio de la mujer para el Día de la Mujer el 8 de marzo, hicimos una reunión con todas mujeres de la cultura y ellas ahí expresaban como eran maltratadas en la parte cultural por los hombres, cada vez que se suben al escenario, o para entrar al Museo o lo que fuese.

No hay que tener miedo, porque pedir trabajo y pedir que te ayuden, es parte de la vida. Y que te digan que no también, porque en la vida te tiene que decir que no, porque si no, no aprendiste nada. La gente que se queja ahora del Ballet, de que se han quedado sin trabajo y ¿pero cuantas veces nos han dicho que no? Yo perdí un montón de trabajos, me han echado, y si, te deprimís, te tomas un vino, pero al otro día tenes que salir a la calle de nuevo, para eso estamos hechos los seres humanos, no para estar todo el tiempo cuidando un espacio de poder chiquitito y no moverte. Ahí es cuando dejas de vivir.

Las personas salen a quejarse y yo la verdad es que a veces pienso: “como puede ser, te lo juro. Tenemos dos manos, dos piernas, ojos, estamos sanos, podemos comer y te quejas cuando hay un montón de gente” … Yo voy regularmente a los hogares y hay personas que están postradas, que no pueden hacer nada, que lo único que pueden hacer es mover los ojos. Hay que avanzar, no quejarse sin motivo, crecer, porque estamos en condiciones de hacerlo y estamos obligados a hacerlo. Todos los días de mi vida me acuerdo de agradecer.

¿Sería bueno tener un anfiteatro por barrio?

Por supuesto. Y más ahora, por barrio y por municipio. Lo necesitamos: aire libre, arte, vida en las calles, en una plaza. Yo creo que las plazas tendrían que empezar a ser más como centros culturales. Bueno, lo que pasa acá en la plaza de la Usina: tenemos un anfiteatro, tenemos una plaza y la gente viene, baila todo el tiempo, tocan, crean.

Porque hay muy pocos…

Hay anfiteatro en el Parque San Martin, el de Plaza España, que siempre está lleno, pero nunca pasa nada artístico.

Otro espacio que no es un anfiteatro, pero que resulta, es La Glorieta en Plaza 9 de Julio, que siempre hay pibes bailando hip hop, haciendo trap o bailando tango.  Deberíamos tener más espacios así, y uno por barrio.

En el Parque del Bicentenario sería ideal…

Ahí hay una pantalla de cine, pero si, es un espacio muy grande y muy lindo. Es una de las mejores cosas que hizo Romero también. La verdad es que la gestión de Romero a nivel cultural ha sido impecable y la única. Urtubey no hizo absolutamente nada por la cultura.

¿Es difícil hacer gestión cultural en tiempo de pandemia?

Es difícil, no imposible, para nada. Ha sido muy complicado, pero creo que ha sido complicado para todo el mundo. Es complicado no en época de pandemia, es complicado gestionar en Salta justamente por esto que venimos hablando, de que la gente siempre ve la mitad del vaso vacío y no la mitad del vaso lleno. Y siempre es más fácil criticar al otro, antes de autocriticarse y siempre la culpa está en el otro antes que uno que no sale a trabajar y no se capacita. Entonces si queres criticar, involúcrate, infórmate, y después salí a criticar. No lo hagas de la boca para afuera, para levantar la voz y que te escuchen como muchos hacen.

¿Cómo te ves dentro de los próximos cinco años?

Yo soy de vivir mucho el momento, justamente por esto que lo único que tengo es mamá, papá, hermanos y sobrinos. Entonces, si yo mañana me quiero ir, levanto mis cosas y me voy. No dependo de nadie. Obviamente que hay muchas veces que me proyecto, muchas veces en mi cabeza me sigo proyectando como artista porque tengo muchos sueños por concretar. Soy una persona que generalmente lo que sueña me pongo objetivos y trato de cumplirlos dentro de lo que puedo.

Por momentos me proyecto. Dentro de 6 años voy a seguir en la política. Yo no busqué estar en este lugar, pero el Universo me puso por algo y yo me comprometí o me siento comprometida con muchas personas, entonces creo que ya está, que voy a seguir en la política.  

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