Un estallido de rayos gammas (GRB) alcanzó a la Tierra brindando un pulso inusualmente brillante. Se trata del tipo de rayos más poderoso del universo. Los astrónomos creen que el fenómeno fue consecuencia del nacimiento de un nuevo agujero negro.
El evento fue detectado por dispositivos como el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi de la NASA, el Observatorio Neil Gehrels Swift y la nave espacial Wind, entre otros a lo largo del mundo. Se trató de una ola de rayos gamma y rayos X que atravesó el sistema solar y terminó por activar todos los detectores.
La señal que se originó en la dirección de la constelación de Sagitta, es decir que viajó aproximadamente 1.900 millones de años para llegar a la Tierra. Los astrónomos creen que se trata del grito de nacimiento de un agujero negro que se formó en el corazón de una estrella masiva colapsando por su propio peso.
La luz de esta gran explosión brindó la oportunidad de generar nuevos conocimientos sobre el colapso estelar, el nacimiento de un agujero negro, el comportamiento de la materia cerca de la velocidad de la luz y las condiciones en una galaxia distante, entre otras cosas. Además, este es un fenómeno que puede no aparecer durante décadas.
Otra de las características particulares que tuvo este evento es que sucedió relativamente cerca de la Tierra. Eso permitió que, por ejemplo, el Telescopio de Gran Área (LAT) de Fermi haya podido detectar el estallido durante más de 10 horas.
«Este estallido está mucho más cerca que los GRB típicos, lo cual es emocionante porque nos permite detectar muchos detalles que de otro modo serían demasiado débiles para ver», dijo Roberta Pillera, miembro de Fermi LAT Collaboration que dirigió las comunicaciones iniciales sobre el estallido.