En su segundo discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente Javier Milei reafirmó el reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas y calificó la presencia británica como una «ocupación ilegal».

Desde Nueva York, el mandatario también lanzó una dura crítica contra el rol actual de la ONU y defendió una visión del mundo centrada en los Estados-Nación y la libertad individual.
Durante su intervención, Milei volvió a exigir la reanudación de negociaciones con el Reino Unido, tomando como base la resolución 2065 del propio organismo. “Nuestro reclamo es legítimo e irrenunciable”, remarcó ante líderes de más de 160 países. La causa Malvinas, símbolo de soberanía para millones de argentinos, volvió así al centro de la escena internacional, con un tono más confrontativo y alineado con la postura ideológica del Gobierno.
Además del tema territorial, el presidente cuestionó fuertemente la transformación del sistema multilateral, al que acusó de haberse convertido en “un modelo de gobierno supranacional dominado por burócratas internacionales”. En su opinión, la ONU se alejó de los principios fundacionales de paz y cooperación entre naciones para imponer una agenda que atenta contra las libertades económicas y políticas de los pueblos.
Con críticas al gasto público y a las decisiones “cómodas” que, según él, comprometen el futuro de las próximas generaciones, Milei reivindicó su receta de ajuste y reformas estructurales como camino hacia el crecimiento sostenido. “El pan de hoy no puede ser hambre para mañana”, advirtió, dejando clara su intención de aplicar en el escenario internacional la misma lógica con la que impulsa su gestión dentro del país.
En Salta y otras provincias del norte argentino, donde el sentimiento por la soberanía de las Islas Malvinas tiene un peso profundo, el discurso presidencial resuena con fuerza. El reclamo trasciende gobiernos y partidos: forma parte de una causa nacional que se mantiene viva en la memoria colectiva, en las aulas, en los actos conmemorativos y en el testimonio de los excombatientes.
Con este nuevo capítulo, Milei refuerza su estrategia de política exterior: alejada del consenso multilateral tradicional, enfocada en la defensa de la soberanía y en una mirada liberal del orden internacional. La incógnita es si este enfoque podrá abrir caminos concretos en la larga disputa por Malvinas.