A horas del inicio del juicio por el por asesinato de Jimena Salas, el principal acusado, Javier Saavedra, apareció muerto en la alcaidía. Las dudas sobre su muerte comenzaron a crecer con el paso de los días, en especial tras las declaraciones de su abogado defensor, Marcelo Arancibia.

En medio de la conmoción por su muerte en la Alcaidía General de Salta, salieron a la luz cuáles habrían sido las últimas palabras de Javier “Chino” Saavedra, principal acusado del femicidio de Jimena Salas. Según contó su abogado defensor, Marcelo Arancibia, el joven habló por teléfono con su madre horas antes de ser hallado sin vida.
“La madre habló con él a las 3 de la tarde para desearle suerte y él le respondió: ‘Mamá, quédate tranquila, yo estoy bien. Voy a demostrar mi inocencia. Sé que Dios y la vida me van a permitir aclarar todo y, bueno, sin rencor’”, relató Arancibia.
El letrado afirmó que Saavedra no mostraba indicios de querer quitarse la vida. “Lo vi confiado, con ganas de que se resuelva el juicio, seguro de que ni él ni sus hermanos tenían nada que ver. Tenía confianza en Dios”, sostuvo.
Arancibia también cuestionó las condiciones de seguridad en la Alcaidía General. “No sé cómo pueden tener un elemento punzante. Deberían preguntarle a quienes velan por la seguridad de los internos. ¿Cómo se explica que alguien pueda quitarse la vida en uno de los pabellones más controlados?”, planteó.
Tras la muerte de Saavedra, que se encontraba alojado en el pabellón D, cuatro efectivos del Departamento de Vigilancia y Tratamiento que fueron suspendidos preventivamente.
Según se supo de manera extraoficial, Saavedra habría sufrido lesiones autoinfligidas durante una actividad de recreación en el baño del pabellón D. Otro interno lo encontró y dio aviso al personal penitenciario, que lo trasladó de urgencia al hospital del Milagro. Sin embargo, pese a los intentos por salvarlo, murió poco después.
Este martes, a las 8:30, estaba previsto el inicio del juicio en la Sala I del Tribunal de Juicio, con un tribunal colegiado a cargo de los jueces José Luis Riera, Mónica Faber y Maximiliano Troyano. Ahora, con la muerte de uno de los principales acusados, se abre un nuevo capítulo en uno de los casos policiales más resonantes y controvertidos de la provincia.
El 27 de enero de 2017, Jimena Beatriz Salas fue asesinada de manera brutal en su casa del barrio San Nicolás, en la localidad de Vaqueros. La mujer recibió más de 40 puñaladas. Su cuerpo fue hallado por su entonces pareja en un contexto de violencia extrema. Desde entonces, la investigación estuvo marcada por irregularidades, errores y giros inesperados.
Inicialmente, el ex marido de la víctima y un vendedor ambulante fueron llevados a juicio, pero ambos fueron absueltos por falta de pruebas en 2021. Años después, la Justicia imputó a los hermanos Saavedra: Javier Nicolás, Adrián Guillermo y Carlos Damián, señalados por el crimen con una calificación legal gravísima: homicidio agravado por alevosía, ensañamiento, criminis causa y femicidio.
Javier Saavedra, de los tres, era el que enfrentaba la acusación más pesada. No solo se lo consideraba el autor material del asesinato de Jimena, sino que también estaba imputado en una causa paralela por tentativa de homicidio contra Ariel Mariano Guantay. Su rol central en el juicio hacía prever una disputa clave entre la Fiscalía, la querella y la defensa.
La Unidad Fiscal del caso está integrada por los fiscales Mónica Poma, Gabriel González y Leandro Flores. Por la querella, representa a la familia de la víctima el abogado Pedro Arancibia, mientras que la defensa de los hermanos Saavedra quedó a cargo del letrado Marcelo Arancibia, quien desde el inicio denunció irregularidades graves en el proceso.
La muerte de Saavedra se suma a una larga lista de hechos polémicos que rodean esta investigación. Desde la cremación apresurada del cuerpo de la víctima, apenas 48 horas después del crimen, hasta el apartamiento de fiscales y versiones contradictorias, el caso Salas es visto por muchos como un ejemplo de fallas estructurales en el sistema judicial salteño.
Mientras la sociedad exige justicia, la investigación no deja de presentar obstáculos. Ahora, con la muerte de uno de los acusados clave, la causa podría enfrentar nuevas demoras, más aún cuando el juicio era esperado con expectativa por la familia de Jimena y por toda la comunidad de Vaqueros.
El tribunal deberá resolver en las próximas horas cómo continuará el proceso. Por el momento, Adrián y Carlos Saavedra siguen imputados y se espera que el juicio continúe solo con ellos en el banquillo. Sin embargo, la ausencia de Javier cambia por completo la dinámica del debate oral.
Con la muerte de Javier Saavedra, el expediente da un nuevo giro inesperado. La incógnita ahora no solo gira en torno a cómo seguirá el juicio, sino también a las condiciones en las que el acusado falleció dentro de una unidad penitenciaria. El caso Salas, lejos de cerrarse, parece sumar aún más preguntas.